¿Por qué gustan (nos/os/les) los Ladyboys?

Ladyboys, el tercer sexo de Tailandia

Como todos ya sabemos a estas alturas, los ladyboys o kathoeys son transexuales/travestis que podemos encontrar si viajamos a Tailandia. La mayoría de ellos se dedican a la prostitución, aunque también al mundo del espectáculo y cabaret. Probablemente, nos pasarán desapercibidos si nos tropezamos alguno durante el día, en esa tienda o supermercado. Es durante la noche cuando sacan a relucir su «sex-appeal» y nos regalan todo su apabullante atractivo.

Y las preguntas que me hago son : ¿Por qué gustan estas chicas/cos? ¿Sacan a la luz nuestro reverso gay? ¿Son homosexuales los que usan sus servicios? ¿Por qué en Tailandia?

Habiendo escrito una larga y densa entrada sobre el fenómeno del kathoey en el sudeste asiático y en particular en Tailandia, recomiendo leerla detenidamente  si no lo conocemos en profundidad. No me repetiré en esta entrada con preguntas tales como: ¿dónde encontrarlos? o ¿cómo distinguirlos?. Tampoco hablaré de nuevo sobre la marginalidad que los rodea, ni sobre su aceptación social en el país de la eterna sonrisa. Cuestiones estas ya dilucidadas en el citado «post». 

Lo que vamos a intentar entender es por qué gustan estas «chicas» a los forasteros occidentales.

¿Tienen colita los ladyboy?

Los kathoeys se comienzan a inyectar hormonas al llegar a la adolescencia, tan pronto como la ley les permite hacerlo. Es relativamente fácil el acceso a estas sustancias en Tailandia, por lo que este primer paso no supone un problema. La cirugía estética será  el paso siguiente: la nuez es convenientemente disimulada y los rasgos más masculinos suavizados. ¿Y el pene? Pues, algunos se operan el sexo y otros no. Ambas variedades de kathoey tienen aceptación entre los extranjeros.

Tras un tiempo tomando hormonas, el pene de aquellos ladyboys que deciden conservarlo se va reduciendo de tamaño y convirtiéndose en un apéndice de apariencia  juvenil, perdiendo su funcionalidad masculina. Siempre cabe una vuelta atrás si abandonan las inyecciones.

Los que recurren a la cirugía renuncian a su  sexo para siempre. Esto supone un paso definitivo que muchos no desean dar.

Nos adentramos en un mundo que camina en la ambigüedad, tanto en lo relativo al ladyboy como a sus clientes.

El porqué de su éxito en la prostitución

La noche. Un mundo a la medida del ladyboy

Tendemos a pensar occidente que la prostitución es el más execrable de los oficios. Último recurso de aquel que no puede ganarse la vida de otra manera. Puede que sea verdad, aunque una verdad a medias. 

Sin duda, los kathoeys no lo han tenido fácil en la vida, muchos empleos les están vetados y aunque la sociedad tailandesa es relativamente «abierta de mente» en estos temas, aceptando el fenómeno de la transexualidad sin grandes problemas, no podemos más que afirmar que la prostitución es una salida cómoda para los transexuales.

Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que a muchos ladyboys les gusta su trabajo. Es en el mundo de la noche en el que se encuentran como «pez en el agua» y en el que pueden mostrar toda su feminidad. El hecho de que no sean obligados a prostituirse -la inmensa mayoría son «freelancers»- y de que no odien su trabajo, es algo que sabe apreciar el turista que gusta de contratar sus servicios.

Aquí encontramos la primera de las razones de su éxito:

1 A la mayoría les gusta su trabajo o no se sienten incómodos con él.

La problemática de las gogós

Las chicas que trabajan en los barés de gogós son camareras y balilarinas, y tanto unas como otras prostitutas. Cualquiera puede acercarse a un bar, pagar el «bar fine» y volver acompañado al hotel a pasar la noche con la más bonita de las mujeres. Esto no es un secreto y sigue siendo uno de los principales motores del turismo, cuando no el primero, al menos en ciudades como Pattaya.

Pero no es todo oro lo que reluce. Las gogós suelen ser muchachas del noreste del país nacidas en un entorno rural. Llegan a la ciudad a ganar el sustento con el que mantener a su familia. Padres, hermanos y a veces marido e hijos viven de las remesas que las chicas les envían. Desde un punto de vista budista estas mujeres no están haciendo nada malo, al contrario, están ganando crédito para su próxima vida. 

gogós de bangkok-private dancer

En cualquier caso, muchas de ellas no disfrutan de su trabajo, ni les gusta. Cosa que seguro no os extrañará. Aunque son consumadas actrices y que visten sus encuentros sexuales con el cliente con los ropajes del flirteo o incluso noviazgo, sigue percibiéndose un poso de  falsedad en toda relación con estas muchachas. No podemos esperar otra cosa, y quizás sea así mejor.

Mucho peor es cuando la prostituta es actriz tan portentosa que el crédulo «farang» llega a pensar que la enamoró y que es el príncipe azul que la sacará de la mala vida a la que se vio abocada. En este caso, el extranjero está perdido. Será visto como una máquina expendedora de billetes y exprimido como una naranja en la licuadora.

En cambio, con el ladyboy no hay trampa ni cartón más allá de la de su femenina apariencia. La relación con el kathoey nace en la noche y muere en la noche. No hay futuro ni mañana. Es sólo sexo. Ni noviazgo interesado, ni engaños, ni requerimientos pecuniarios. Un kathoey no pedirá dinero para su padre enfermo o porque se le ha muerto el búfalo. No demandará regalos ni querrá pasear cogido de tu mano. Es lo que es: sexo a cambio de dinero.

Pues tenemos una ventaja más o razón por la que algunos prefieren un ladyboy:

2 No hay engaño en una relación con un ladyboy. Ni novia, ni amiga, sólo puta.

En la puerta de un bar de Ladyboys. Tailandia.

¿Es mejor el sexo con un ladyboy?

Pues, hay una verdad irrefutable. No hay mayor experto en una materia que aquel que convive a diario con ella.  

No pongo en duda que sean las mujeres la que más saben de coños. Y no es «coña». Amigas lesbianas me han comentado con frecuencia, medio en broma o medio en serio, que son las chicas las que mejor comen un «chocho». No nos extrañará que sean las mujeres las que saben que resortes tocar para maximizar el placer femenino. Hazle a ella lo que te gusta que te hagan a ti, y de la misma forma.

Pues, aunque nos cueste reconocer, y a mí me cuesta. Cuentan algunos asiduos a yacer con ladyboys que, igualmente, es un hombre el que mejor sabe lo que le gusta a un hombre.  «No hay mamadas como las que hace un ladyboy», dicen.

Dando por cierto este punto, del todo lógico, no podemos más que aseverar que si el sexo con un khatoey es mejor que con una mujer, es una ventaja insalvable.

3 El sexo con un ladyboy es mejor (algunos dicen) que el practicado con una mujer.

Atracción por el pene

Sí, a muchos hombres les gustan las mujeres con «pilila» o los chicos con tetas. Es un hecho y ya está. Supongo que las raíces psicológicas, antropológicas, medicas, sociales y demás están detrás del asunto, aunque no soy yo el que las pueda analizar. Pero lo he visto y lo sé. 

Muchos hombres prefieren los ladyboys sin operar, con un micro pene en la entrepierna. En muchos casos, este órgano no parece más que un gran clítoris, pero en otros es una polla bastante funcional.

Ladyboys en Pattaya. Tailandia.

¿Son los clientes homosexuales? Ellos dicen que no, que nunca se acostarían con un hombre. Y parece ser que es así.

Cuarta razón:

4 La pilila es un plus

Precio. ¿Es su tarifa menor? ¿Cuanto cobran?

Quizás, no sea este último punto de importancia capital a la hora de elegir con quien pasas la noche… pero. Pero si les gusta su trabajo, no hay día después, el sexo es mejor, tienen colita y además son más baratos: «miel sobre hojuelas»

No hay una gran diferencia entre los emolumentos de un ladyboy y una «freelancer» (chica que trabaja por libre). Aunque haberla la hay. A riesgo de equivocarme puede afirmar que de media un ladyboy cuesta unos 500baths menos que una chica de saldo y esquina. Por unos 1000 baths se puede acordar un servicio corto con un khatoey. Con una chica, hoy en día, es difícil bajar de los 1500 o incluso 2000.

Soi 6.1 Ladyboys tailandia. Pattaya.

Como quinta y última ventaja tenemos el precio del servicio: 

5 Tarifa reducida para los menos derrochadores

Conclusión

No es objeto, ni misión de este blog fomentar la prostitución ni blanquear el turismo sexual. Aquí sólo se habla de lo que pasa en algunas partes del mundo. Hablamos sin hipocresías ni tapujos de lo que se cuece tras la caída del sol en las capitales del sudeste asiático. El sexo es parte fundamental de la vida nocturna en cualquier parte del mundo, y el fenómeno de la transexualidad alrededor de la prostitución (o viceversa) es un hecho y aquí lo contamos.

Los atractivos del sudeste asiático son innumerables y uno sólo de ellos lo hacen merecedor de una visita. Si además queremos disfrutar de la noche esto es lo que vamos a encontrar. Tú decides si lo tomas o lo dejas. Hazte una idea antes de emprender tu viaje

¡Un saludo! 

 

 

 

 

 

 

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