Vamos a dar un paseo por algunas de las sois de Sukhumvit: soi 22, soi 4 o Soi Cowboy, para ver cual es la atmósfera que se respira en los, no hace tanto tiempo, abarrotados distritos rojos de Bangkok. Tras la desescalada, los bares y clubes pueden abrir sus puertas. Ya tenemos los garitos, ahora sólo faltan los clientes. Y es que sin turistas, no alcanzo a entender quienes se van gastar unos miles de baths en compañía de una gogo saboreando una fría cerveza. Echemos un vistazo con los ojos del videoblogger Larsson914, quien no huyó del paraíso tras decretarse el confinamiento.
Antes, unas reflexiones.
Pues parece que ya nos vamos acostumbrando a esta nueva normalidad que que nada tiene de normal sino más bien de anormal. Y es que los seres humanos sólo necesitamos tiempo para asimilar las restricciones, nuevas normas y pautas de comportamiento. Poco a poco las cifras de enfermos y fallecidos dejan de impresionar y retomamos la vida donde la dejamos… Y esto pasa tanto en occidente como en oriente.
Releo como cada mañana el «Bangkok Post«, las noticias sobre la pandemia van dejando de ser noticia. Últimamente, el foco de la atención mediática lo ocupa uno de los herederos del imperio «redbull» (sí, la bebida energética) que en el 2012 atropelló, al volante de su Ferrari, a un policía ocasionándole la muerte. Como no podía ser de otra forma, el muchacho se va a ir de rositas y no será procesado. La familia del desdichado fue convenientemente «indemnizada» para que retirara los cargos y tanto la fiscalía como la policía no están por la labor de actuar contra el adinerado chaval. Nada que no sea habitual en Tailandia (y a veces también en occidente).
El paseo comienza en soi 22. Como ya sabemos, el termino «SOI» hace referencia a calles que (perpendicularmente) nacen de un avenida principal de la cual toman el nombre. Así, la larga avenida Sukhumvit da nombre a las «sois» que parten a lo largo de toda su longitud.
Algunas populares «sois» adoptan nombres (o seudónimos) propios que las hacen más reconocibles. Tenemos la famosa soi 4 que no es otra que la celebérrima soi Nana, ya que allí se emplaza el conocido Nana Plaza. Soi Cowboy y su vibrante vida nocturna es una corta calle (o soi) que une Sukhumvit soi 21 y 23. Aunque parezca un poco caótico (de hecho lo es) finalmente te acabas acostumbrando y las ubicas fácilmente.
Soi 22 es una calle que al este de Soi Cowboy y en dirección sur parte de la gran arteria que es Sukhumvit. Es una calle tranquila en la que se emplazan algunos bares de señoritas en los que tomar una cerveza bien acompañado. Pequeños salones de masaje no nos pasarán desapercibidos, las chicas a sus puertas tratarán de llamar nuestra atención. No faltan varios restaurantes en los que reponer fuerzas. No es mal lugar esta soi 22 para descansar del ajetreo de sus vecinas más canallas disfrutando del lado amigable de la noche.
Pero como vemos, en estas últimas semanas el ambiente es triste y poco animado. No hay turistas ni clientela local que se acerque a pasar un rato en cualquiera de sus locales. Sólo hay chicas mirando hacia la calle. Si pudiéramos visitar alguno de sus bares sin duda seriamos bienvenidos y recibidos con enormes muestras de afecto. Me pregunto cuánto tiempo podrán estos negocios permanecer abiertos en tales circunstancias. El paisaje nocturno de la ciudad va a sufrir cambios de consideración si los turistas siguen sin llegar.
Soi Cowboy no presenta mejor aspecto. Media docena de bares con más chicas que clientes buscando algún expatriado valiente que se haya lanzado a disfrutar de la noche. Los bares cierran pronto, y no creo que esto sea un gran problema. Estas última semana se observa una cierta mejoría en el ánimo de este icónico enclave de Bangkok: algún club más se te ofrece con sus luces de neón, más chicas en la calle y los mismos escasos clientes.
En soi 4, más conocida por soi Nana, calle en la que se sitúa el famoso complejo de bares de gogós Nana Plaza, el panorama no es mejor. Los «beer bars» que te reciben nada más abandonar Sukhumvit comienzan a abrir sus puertas: Morning Night y Stumble Inn son dos de mis preferidos. Si andamos unos pasos tenemos Big Dogs justo a la entrada de Nana Plaza. Al frente el cartel del Hotel Nana, lugar en el que las «freelancers» solían situarse ofreciendo sus servicios y hoy desierto. Parece que ahora se han movido un poco más allá, junto a Hooters. Hillary 2 es un gran bar de freelancers que también reanudó las operaciones.
Las cosas no pintan mejor en Patpong, el barrio rojo de Bangkok con más solera. Allí los bares se distribuyen por dos «sois» y si cabe el aspecto es más desolador. King Castle abrió uno de sus famosos bares de Gogós. Glamour, Bada Bing o Black Pagoda son algunos de los que intentan atraer algunos de los escasos extranjeros que permanecen en la capital del país. Eso sí, el museo de Patpong se puede visitar sin problemas. Si la situación no mejora siempre nos quedarán los museos para recordar lo que fue de la ciudad más excitante y canalla del sudeste asiático.