Leyendo algunas noticias en un diario tailandés y blogs de expatriados con ya algunos años (aunque menos de los que dicen) viajando o residiendo en algunos de los países que conforman esta zona del mundo, parece haber unanimidad: Vivir en el sudeste asiático ya no es lo que era. Se perdió el exotismo devorado por la modernidad. El turista ya no es blanco y de ojos grandes: chinos e indios con carteras rebosantes de divisas abarrotan bares y barrios turísticos. Los precios ya no son los que eran, por culpa, dicen algunos, de los nuevos inversores asiáticos que apuestan su capital en el mercado inmobiliario. Las divisas locales no dejan de revalorizarse con respecto al dolar y al euro. ¿Se puede vivir con holgura aún en el sudeste asiático?
Aunque no es viernes no he querido esperar para dar mi opinión.
¿Es el fin del paraíso perdido? ¿Tendremos que buscar el próximo Shangri-lá en otro continente?, ¿quizás África?
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