Viajar por Asia es disfrutar de su comida, de los platos que humildes chefs sirven a pie de calle. Degustar la comida callejera de Vietnam es uno de los mayores placeres que puedes experimentar si visitas el sudeste asiático.
Hoy me han despertado los gallos que vierten con estruendo sus kíkirikis en la estrecha callejuela que rodea la parte de atrás de mi hotelucho. Como en tantas otras ocasiones, me hospedo en un clásico hotel familiar vietnamita. Edificio sin ascensor y de empinadas escaleras que mi edad aún permite subir, aunque no sin esfuerzo.
Comparto aseo con media docena de mochileros llegados de las cuatro esquinas del planeta. Tras aguantar como puedo la irrefrenable necesidad matutina por hacer uso del retrete, la puerta se abre. Entro presuroso y salgo feliz, dispuesto a disfrutar de un nuevo día en Saigón, mi querida y siempre añorada capital culinaria de Vietnam.
Si eres occidental y te gusta la comida asiática, con toda seguridad, conocerás y habrás disfrutado de la exquisita gastronomía china y tailandesa. Sin duda, tanto una como la otra son cocinas de una riqueza y variedad casi infinita. No me resisto a disfrutar de los platos chinos o thais cada vez que tengo ocasión, ya sea en mi país de origen o durante mis viajes al continente asiático. Probablemente, sean Japón, Indonesia, China, Tailandia e India las mecas de la gastronomía de extremo oriente. Tampoco podemos olvidar a Corea o Taiwan. Pero si hay un país que merece estar en cabeza de los templos gastronómicos de mayor relevancia mundial es Vietnam.
La cocina vietnamita es absolutamente deliciosa y rica, plena de aromas, de sabores. Platos de los que emanan efluvios embriagadores, esencias que te hacen levitar cual oso Yogi de Yellowstone tras la cesta de pícnic. Son las comidas vietnamitas complejas en su simplicidad.
«No es una cocina, la de Vietnam, que abuse de las salsas especiadas, de los caldos grasos, del picante. Sí, hay platos que te hacen arder la boca, pero en la mayoría de ocasiones tú serás el que añadas el especiado condimento en forma de copos o salsa, a tu gusto. Son platos simples y honestos, en su mayoría sopas que se montan con un caldo magro. Yerbas, especias, vegetales, carnes, mariscos y pescados, junto a una gran variedad de fideos, dan vida a los famosos y variados bún: Bún Bó, Bún Moc, Bún Rieu….. La simplicidad en la factura así como en los ingredientes (siempre reconocibles) dan lugar a unos platos complejos en la degustación. Los aromas y sabores que nos saturan los sentidos son de una increíble variedad. Una auténtica orgía sensorial»
Comida Callejera de Vietnam
Casi tan importante como la comida en sí, es la experiencia en degustarla.
No serán pocas las veces en la que el viajero novato es advertido por familiares y amigos que viajaron alguna vez a Asia sobre los peligros de comer en mercados callejeros y puestos de comidas. Y no seré yo el que niegue la buena voluntad de estos consejeros en sus advertencias, pero, no hacedles ni caso. No hay mayor satisfacción, o al menos yo no la tengo, que disfrutar de la genuina atmósfera local en un puesto de comidas, en la calle, sobre la acera, entre gentes sencillas que reponen fuerzas descansando de sus quehaceres diarios.
Los puestos callejeros de comidas en Vietnam se emplazan casi en cualquier esquina, aunque son más habituales en las pequeñas calles poco transitadas. Varias mesas de plástico o metal se distribuyen por la acera. Taburetes o diminutas sillas de plástico alrededor acogen a los clientes. Un carro o mostrador con vitrina metálica exhibe los ingredientes. Tras él, se sitúa la o el cocinero con sus fogones y la olla humeante que no deja de hervir.
Los platos suelen costar entre uno y dos euros (25.000 y 50.000 dongs). El precio incluye las verduras que se disponen en la mesa para consumo a discreción y que se pueden añadir al plato. También es gratis el agua o té frío.
Te acercas al mostrador, pides tu cuenco y tomas asiento. Te pondrán las verduras o hierbas a un lado, también los trocitos de limón. Sobre la mesa tendrás los cubiertos, palillos, salsas y picante. Se paciente, en unos instantes llegará el humeante plato que disfrutaras entre gentes que hablan, sonríen y observan. Momentos mágicos que debes vivir lenta e intensamente.
Lunch Lady. Comida callejera de Vietnam
Hoy he quedado en el parque 23 de Septiembre con mi amiga Phuong. Mi joven guía vietnamita conoce cada rincón de la ciudad y hoy le he pedido que me lleve a almorzar al puesto de comidas de la archiconocida Lunch Lady.
Lunch Lady es el apodo de una rechoncha chef callejera de nombre Nguyen Thi Thanh. La señora Nguyen regenta un humilde, pero atestado de clientes, puesto callejero de comidas en un rincón del distrito 1 de Saigón, cerca de donde se sitúa el zoo. Su fama, bien merecida, le llegó tras aparecer en un programa del afamado «chef» y periodista Antony Bourdain.
Antony Bourdain presentaba -alguno lo recordaréis- un muy interesante y ameno programa en «Travel Channel» (emitido posteriormente en Discovery) llamado No Reservations (2005/2012). Se trataba de uno de tantos documentales de viajes que se vale del hecho gastronómico para presentarnos cada destino. Se me viene a la cabeza, también, el show «Thirsty Traveller», que utilizaba las bebidas alcohólicas como vehículo de sus viajes (presentado por el canadiense Kevin Brauch).
En cualquier caso, el malogrado Sr. Bourdain quedó entusiasmado con las recetas de una gordita chef callejera de Saigón, la inmortalizó en uno de sus programas: Vietnam: There’s No Place Like Home(2009) y la convirtió en punto de visita obligado para los turistas que visitan Ciudad de Ho Chi Minh (HCMC). También le dio su actual apodo o sobrenombre, ya que por aquel entonces el puesto de comidas era anunciado por un escueto «Restaurante»
Es de justicia apuntar que la señora Nguyen era ya conocida por nativos que cada día se acercaban a su puesto a reponer energías y disfrutar de sus sopas. Pero, no cabe duda, de que en una ciudad con miles de puestos callejeros de comidas, el reconocimiento internacional le llegó de la mano del afamado periodista americano.
Las sopas de Lunch Lady
A la hora convenida Phuong llega puntual al parque. Corro bajo el sol inclemente hasta la acera y tras un cálido abrazo me encaramo a la scooter, Honda importada de Tailandia.
-Em OI! Llévame a comer al puesto de Lunch Lady, cerca del Zoo..
-Ya, ya.. No eres el primer extranjero que me lo pide -me replica Phuong sonriendo.
-Ajá… Veo que eres una vietnamita promiscua -le digo, mientras suelto una carcajada.
Sorteando el denso y caótico tráfico que fluye por las calles de Saigón, llegamos, tras una breve cabalgada, a la callejuela en la que leemos «Lunch Lady» en el toldo que protege mostrador y fogones. Media docena de mesas metálicas y algunas pequeñas sillas de plástico sobre la deteriorada acera será nuestro comedor.
Phuong pregunta cual es el plato del día. Tenemos suerte, es el afamado Bún Mam, sopa no muy del gusto de los occidentales pero por la que siento una particular predilección. La base del caldo es salsa de pescado fermentado y tamarindo, caldo que baña un cuenco lleno de fideos, pescado, carne de cerdo, gambas, calamar, berenjena… Agrego las hierbas y brotes así como un chorrito de limón y me dejo embriagar por los aromas que emanan del cuenco. Absolutamente delicioso.
Lunch Lady suele ofrecer una sopa distinta cada día de la semana. Depende de los productos que hayan disponibles en el mercado y de la afluencia de clientes. Siempre hay algún plato comodín para el caso de que surja algún imprevisto. Junto a las 7 sopas que se sirven a lo largo de la semana, se ofrecen al comensal algunos aperitivos que son objeto de controversia.
«Son muchas las quejas que se recogen en internet de parte de viajeros que comieron los «snacks» servidos sin previa orden, para descubrir a la hora de pagar que no eran cortesía de la casa. ¡Cuidado! Si los quieres probar pregunta el precio, si no, déjalos en la mesa. El cuenco de sopa cuesta 50.000 dongs (unos 2€), precio a todas luces adecuado a la calidad del plato. Puedes comer más barato en muchos puestos de comidas de Saigón (platos a 1€) aunque no es raro que se cobre 2 o 3€ a los extranjeros. Siempre que comas en la calle pregunta antes por el precio y no des nada por supuesto, ese pan frito no será gratis… y donde tu vecino de mesa nativo paga 1, tu pagarás 2. Es la triste norma en esta parte del mundo, no te dejes timar pero tampoco te obsesiones».
Menú:
Bun Thai – Es una versión vietnamita del afamado plato Thai: Tom Yum. Caldo muy especiado de verduras: tamarindo, chalotas, hierba de limón y otros ingredientes, aunque menos denso que el tailandés. Se sirve junto a fideos de arroz, carne y gambas.
Mien Ga – Sopa de pollo y fideos vermicelli semitransparentes en un caldo muy claro y ligero. Es un plato muy sencillo y popular que se puede encontrar en casi cualquier puesto de sopas. Perfecto para tomar si tienes resaca tras una larga noche de juerga.
Ca Ri Ga – Es otro plato no original de Vietnam, pero readaptado a los gustos del país. Un curry de pollo menos potente y denso que el de sus vecinos malayos. Caldo de color ocre en el que se percibe el aroma a coco y cilantro. Los amantes de la cocina india lo encontrarán demasiado ligero.
Bun Mam – Una de mis favoritas. Con salsa de pescado, tamarindo, berenjena, carnes, albondigas, gambas… todo un festín.
Bun Bo Hue – Otra de mis sopas favoritas. La prefiero incluso al famoso Pho, plato nacional de Vietnam. Es una sopa densa y especiada (picante) procedente del centro de Vietnam, de la ciudad imperial de Hué. Caldo elaborado a partir de huesos de ternera y cerdo. Se sirve con trozos de carne, algún hueso para repelar, albóndiga y sangre. Una explosión de aromas en tu boca. Imprescindible.
Banh Canh – Sopa con fideos gruesos tipo «udon» de tapioca o arroz. El caldo puede ser de cerdo o gambas. Plato comodín que se sirve ante cualquier imprevisto.
Bun Moc – Estupenda sopa de cerdo y champiñones servida con trozos de carne, fideos y albóndigas. El caldo es extraordinariamente claro y a la vez denso en sus aromas. De las mejores sopas.
Bun Rieu – Es un caldo denso y rojizo de tomate y cangrejo. Muy popular por todo el país y muy especialmente en el norte.
Mi Quang – Sopa ligera de fideos originaria del centro de Vietnam, de la provincia de Quang Nam. Se suele comer en primavera y verano en lugar de platos más calóricos.
La comida callejera de Vietnam es toda una experiencia de la que no podemos privarnos si viajamos al sudeste asiático. No son sólo las extraordinarias, variadas y deliciosas sopas. Ensaladas como la de brotes de loto, bocadillos como el banh mi, rollitos y aperitivos diversos, exquisitos mariscos y moluscos, bebidas exóticas y refrescantes… No dudes en tomar asiento en cualquier pequeño puesto de comidas y disfruta de la compañía de las gentes locales mientras saboreas un humeante cuenco de repleto de caldo, fideos, carne, vegetales, hierbas, especias…
Terminado el almuerzo me subo a la moto de Phuong y con disimulo me agarro a su cintura. El cielo se va cubriendo de nubes y a lo lejos se divisa la tormenta que amenaza con alcanzarnos en unos minutos. Nos ponemos el impermeable compartido y escondido a su espalda volvemos a recorrer las calles de mi querida Saigón.
Si te hospedas en el distrito 1, cerca de Bui Vien, toma un mototaxi o el autobus nº 56 que para en la calle Tran Hung Dao. Te llevará hasta el zoo que está a tiro de piedra del puesto de comidas de Lunch Lady. Busca la localización en Google Maps, la encontrarás sin problemas.
Chung Cư, Lô D, Nguyễn Đình Chiểu, Đa Kao, Quận 1, Thành phố Hồ Chí Minh, Vietnam